La vuelta del Tamiflu: prueban el fármaco de la gripe A en pacientes con Covid-19
El antiviral oseltamivir fue el “medicamento estrella” en la pandemia de gripe H1N1 del 2009 y ahora podría volver si logra buenos resultados.
Fue el “medicamento estrella” en la última pandemia, y ahora podría volver en la actual. El oseltamivir, un antiviral usado en distintos cuadros, será probado en pacientes con coronavirus. Su uso se extendió en 2009, cuando la gripe A se extendió en el mundo, y se popularizó bajo el nombre comercial de Tamiflu. Un documento de la Sanidad de España que incluye posibles tratamientos para el Covid-19 incluye el Tamiflu, que ya se ha utilizado con el mismo fin en China. Sin embargo, el ministerio no recomienda su uso de forma general dado que "no está clara su eficacia y posiblemente se ha usado para el tratamiento de la coinfección con gripe". Actualmente, por tanto, "no está recomendado" salvo en el caso de que junto al coronavirus concurra una gripe.
El oseltamivir es un profármaco (un compuesto que se convierte en fármaco una vez lo metaboliza el cuerpo) antiviral selectivo. Es capaz de inhibir las neuraminidasas, una enzima presente en la envoltura del virus de la gripe que le permite salir de las células ya infectadas para proceder a contaminar a otras, por lo que es útil para frenar su diseminación por el organismo. Se ha utilizado para combatir dos variedades de gripe, la A y la B. También se empleó en la epidemia de gripe aviar H5N1 que padeció el sudeste asiático en 2005 y en la pandemia de gripe A H1N1 de 2009. En ambos casos permitió aliviar los síntomas de los pacientes, pero con una duración limitada, de unas 12 horas.
Con el tiempo, el H1N1 acabó mutando y volviéndose resistente a este medicamento. Además, el Tamiflu ha generado controversia por los efectos secundarios que produce, entre ellos algunos neuropsiquiátricos peligrosos. En Japón, que llegó a consumir más de la mitad de la producción mundial, el Ministerio de Salud de ese país advirtió de que no debía prescribirse a niños entre 10 y 19 años por su potencial para causar alteraciones de la conciencia o del comportamiento y alucinaciones. En 2007 Corea del Sur hizo lo propio.