Ketamina, el analgésico para animales cada vez más usado por personas en el país
El medicamento se encontró en el cuerpo del fiscal Nisman, lo que volvió a poner en el centro del debate su uso recreativo. Los especialistas alertan sobre sus efectos, y remarcan su alto poder adictivo.
Si bien en los 90 se utilizó en humanos, la ketamina es fundamentalmente un analgésico veterinario. Sin embargo, el mercado negro registra un notable aumento del consumo recreativo del medicamento, como droga sintética. El estudio que halló restos del tratamiento en el cuerpo del fiscal Alberto Nisman volvió a posar las miradas en su abuso, cada vez más común en el país. Los especialistas advierten sobre los riesgos para la salud del tratamiento, y aseguran que en Europa hay un pico en el consumo abusivo. “Es una droga de sometimiento”, afirman.
La ketamina es un conocido anestésico veterinario, que hace unos años se utilizó en humanos. Hasta que se descubrieron sus efectos secundarios, era considerado un anestésico “manso”, que incluso se daba a niños y a las personas mayores. “En la actualidad el uso es fundamentalmente veterinario. Hasta los ‘90 se usó en humanos, ahí se prohibió el uso hasta ahora, que vuelve a ser utilizada, pero con indicaciones precisas y en procedimientos cortos”, explica Ana Girardelli, directora del Hospital de Toxicología y Salud Mental de La Plata.
“En el mercado ilícito, la ketamina puede presentarse de muchas formas: líquido incoloro, polvo blanco (cristales blancos), comprimidos o cápsulas, por lo que es posible utilizarla por distintas vías de administración”, explicó la especialista, en una nota con el diario El Día de La Plata. “El organismo se habitúa con facilidad a la ketamina , por lo que el consumidor tiene que administrarse cada vez mayores dosis para alcanzar los mismos efectos”, agregó.
Los especialistas describen que con dosis bajas de ketamina se busca generar un sentimiento apacible, soñador, la sensación de flotar y salir ligeramente del propio cuerpo. En este sentido, muchos dicen que es una experiencia cercana a la muerte. El entumecimiento de las extremidades también es común, aunque se trata de un efecto también perseguido. También explican que con dosis superiores se logra un efecto alucinógeno que normalmente hace sentir al usuario muy lejos del propio cuerpo. A esta experiencia se la conoce como “entrar en un agujero k”. Para algunos es un momento espiritualmente significante. “Cuando una persona transita un agujero K es muy difícil moverse”, señalan.
Aunque el uso más extendido de esta droga -según revelan- sea el recreativo, con dosis bajas por vía aspirada y en contextos lúdicos como discotecas, pubs, y raves se busquen efectos como la estimulación, la embriaguez, la euforia, la sensación de flotar, complementándose, a menudo, con el alcohol, el éxtasis y la cocaína, se da también el “efecto psiconáutico”.
“El ‘efecto psiconáutico’ se logra con dosis altas intramuscularmente aplicadas en un contexto seguro, como el hogar. Quienes la consumen de esta manera normalmente buscan la exploración de la conciencia y del espacio interior de uno mismo. Permite al consumidor abandonar su cuerpo y participar en escenas que antes sólo eran imágenes visuales, llegando a comunicarse e interactuar con otros seres”, sostiene Hidalgo en su libro, y agrega: “Con la ketamina, el cerebro queda privado de cualquier referente del mundo exterior, de modo que la realidad desaparece y uno ha de forjarse su propio universo”.
Fuente: Mirada Profesional